No tengo muchas noticias de otras latitudes del mundo que no pertenezcan al hemisferio occidental. Por lo que mi visión puede ser incompleta. Sin embargo he observado y oído lo bastante como para decir que la mujer es solo un objeto más con el que se puede lucrar, e incluso con el consentimiento y entusiasmo de las implicadas.
Es muy común ver publicidad que emplea a la mujer como un mecanismo para vender más. Son especialmente los vendedores de productos alcohólicos los que mayor uso hacen de la mujer, con imagenes de mujeres con poca ropa y en poses por demás provocativas.
El caso es tan crónico, que en muchas ocasiones lo primero que se piensa al momento de vender un producto nuevo, es contratar a una bella modelo; cayendo de esa manera en lo que puede denominarse como "pobreza de imaginación". Lo cual constituye un verdadero insulto al ser humano, ya que contamos con una capacidad de imaginación y creatividad sin límites.
La razón de esta situación es provocada por la predominacia de un sistema predominantemente patriarcal, en el que la decisión del hombre vale más que el de una mujer. Sistema en el cual una mujer aún es vista como una ama de casa, cuyo destino es atender al marido y cuidar a los hijos; encerrada en la casa familiar, que de ese modo se convierte en una especie de prisión. Pero esta situación poco a poco fue y sigue siendo superada por las luchas en la igualdad de género; sin embrago se ha encontrado otra vía mediante la cual persiste la opresión de la mujer, la mercantilización de su cuerpo.
Tal es el grado a que se ha llegado con esta mercantilización, que me pregunto: ¿Me quieren vender el producto o a la mujer? La respuesta es obvia, quieren vender el producto, y para tal efecto aprovechan los bajos instintos de los hombres; porque el hombre deseara a la mujer del comercial y pensara que al consumir el producto podrá obtener mujeres con esas mismas o parecidas características. He ahí el meollo del asunto, la imagen de la mujer vende y vende bien.
Lo peor del asunto es que una gran mayoría de mujeres apoya esta situación, después de todo solo están repitiendo patrones de conducta que aprendieron de sus madres y padres, y también esta de por medio el dinero que ganan, que no es poco, convirtiéndose en un medio de vida. Pero deben recordar que el cuerpo se desgata y cuando ya no cumple con los requisitos exigidos por la estética corporal, se las desecha y son condenadas al olvido. De esta manera se crea un circulo sin fin.
viernes, 23 de abril de 2010
miércoles, 14 de abril de 2010
Sobre lo ultracorrecto y la dejadez
En este mundo existen muchas cosas que no entiendo, otras las entiendo a medias y creo entender algunas otras. Una vez afirmado esto puedo hablar, aunque siempre con la única certeza de que lo que digo no constituye una verdad absoluta.
El tema al que aludo en esta ocasión tiene dos aspectos, sin los cuales no podría ser entendido en su totalidad, puede decirse que son dos caras de una misma moneda. La Ultracorreción es por definición una deformación que se hace de alguna cosa, creyendo, erróneamente, que la misma se encuentra equivocada. La ultracorrección suele ser muy común en la literatura; pero la ultracorrección a la que hago alución en esta ocasión, se trata de aquella que se refiere a la deformación de la realidad causada por corrientes ideológicas. Me explico con un ejemplo: todos los seres humanos o casi todos deseamos el progreso material, pero al mismo tiempo deseamos que este se logre de manera conjunta con las demás personas; esa es la razón del surgimiento de corrientes de pensamiento que proponen soluciones a este problema mediante la formulación de diversas teorías. Así los liberales tendrán la teoría del libre mercado, que se regula así mismo y no requiere supervisión de ningún Estado; los comunistas tendrán la dictadura del proletariado, los anarquistas la supresión del Estado, etc. Pero en un determinado punto, estas teorías y el pensamiento filosófico que las sustentan, son aceptadas por algunas personas como absolutas y no admiten prueba en contrario. Son estas personas las que empiezan la difusión masiva
de estas teorías, pero como absolutas, creyendo que de esta manera están construyendo un mundo mejor; sin embargo, al aplicar las teorías al pie de la letra pierden la visión amplia del panorama, lo que empeora al no querer aceptar nuevas ideas por el simple hecho de ser contrarias. Solamente tenemos que echar un vistazo al pasado y ver lo que paso con el bloque de la URSS.
El otro aspecto, el referente a la dejadez, es un poco más sencillo de explicar que la ultracorrección, pero no por ello menos importante. La dejadez, como su nombre indica, implica el no hacer nada o no preocuparse por lo que sucede alrededor nuestro. Tal vez no deforme la realidad, pero no hace nada para formular una crítica constructiva de la misma, espera que otros hagan ese trabajo y, en tanto no sea perjudicial, se acepta sin ningún tipo de cuestionamientos. No obstante, al contrario de los ultracorrectos, los dejados son una amplia mayoría, gente que se siente conforme con una repetición mecánica de cada día, sin más preocupación que de la que no falte el pan en la mesa.
Finalmente me resta decir que los ultracorrectos y los dejados siempre existiran. Sin embargo se debe procurar que en la sociedad reine el pensamiento crítico y que el número de dejados sea mínimo, ya que ellos son el soporte de los ultracorrectos. Es por ello que la educación en escuelas y universidades es fundamental. Pero si las instituciones caen en manos de los ultracorrectos, irremediablemente también lo hará la educación; entonces tendrán que pasar años antes de que la situación sea revertida.
El tema al que aludo en esta ocasión tiene dos aspectos, sin los cuales no podría ser entendido en su totalidad, puede decirse que son dos caras de una misma moneda. La Ultracorreción es por definición una deformación que se hace de alguna cosa, creyendo, erróneamente, que la misma se encuentra equivocada. La ultracorrección suele ser muy común en la literatura; pero la ultracorrección a la que hago alución en esta ocasión, se trata de aquella que se refiere a la deformación de la realidad causada por corrientes ideológicas. Me explico con un ejemplo: todos los seres humanos o casi todos deseamos el progreso material, pero al mismo tiempo deseamos que este se logre de manera conjunta con las demás personas; esa es la razón del surgimiento de corrientes de pensamiento que proponen soluciones a este problema mediante la formulación de diversas teorías. Así los liberales tendrán la teoría del libre mercado, que se regula así mismo y no requiere supervisión de ningún Estado; los comunistas tendrán la dictadura del proletariado, los anarquistas la supresión del Estado, etc. Pero en un determinado punto, estas teorías y el pensamiento filosófico que las sustentan, son aceptadas por algunas personas como absolutas y no admiten prueba en contrario. Son estas personas las que empiezan la difusión masiva
de estas teorías, pero como absolutas, creyendo que de esta manera están construyendo un mundo mejor; sin embargo, al aplicar las teorías al pie de la letra pierden la visión amplia del panorama, lo que empeora al no querer aceptar nuevas ideas por el simple hecho de ser contrarias. Solamente tenemos que echar un vistazo al pasado y ver lo que paso con el bloque de la URSS.
El otro aspecto, el referente a la dejadez, es un poco más sencillo de explicar que la ultracorrección, pero no por ello menos importante. La dejadez, como su nombre indica, implica el no hacer nada o no preocuparse por lo que sucede alrededor nuestro. Tal vez no deforme la realidad, pero no hace nada para formular una crítica constructiva de la misma, espera que otros hagan ese trabajo y, en tanto no sea perjudicial, se acepta sin ningún tipo de cuestionamientos. No obstante, al contrario de los ultracorrectos, los dejados son una amplia mayoría, gente que se siente conforme con una repetición mecánica de cada día, sin más preocupación que de la que no falte el pan en la mesa.
Finalmente me resta decir que los ultracorrectos y los dejados siempre existiran. Sin embargo se debe procurar que en la sociedad reine el pensamiento crítico y que el número de dejados sea mínimo, ya que ellos son el soporte de los ultracorrectos. Es por ello que la educación en escuelas y universidades es fundamental. Pero si las instituciones caen en manos de los ultracorrectos, irremediablemente también lo hará la educación; entonces tendrán que pasar años antes de que la situación sea revertida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)