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miércoles, 14 de abril de 2010

Sobre lo ultracorrecto y la dejadez

En este mundo existen muchas cosas que no entiendo, otras las entiendo a medias y creo entender algunas otras. Una vez afirmado esto puedo hablar, aunque siempre con la única certeza de que lo que digo no constituye una verdad absoluta.
El tema al que aludo en esta ocasión tiene dos aspectos, sin los cuales no podría ser entendido en su totalidad, puede decirse que son dos caras de una misma moneda. La Ultracorreción es por definición una deformación que se hace de alguna cosa, creyendo, erróneamente, que la misma se encuentra equivocada. La ultracorrección suele ser muy común en la literatura; pero la ultracorrección a la que hago alución en esta ocasión, se trata de aquella que se refiere a la deformación de la realidad causada por corrientes ideológicas. Me explico con un ejemplo: todos los seres humanos o casi todos deseamos el progreso material, pero al mismo tiempo deseamos que este se logre de manera conjunta con las demás personas; esa es la razón del surgimiento de corrientes de pensamiento que proponen soluciones a este problema mediante la formulación de diversas teorías. Así los liberales tendrán la teoría del libre mercado, que se regula así mismo y no requiere supervisión de ningún Estado; los comunistas tendrán la dictadura del proletariado, los anarquistas la supresión del Estado, etc. Pero en un determinado punto, estas teorías y el pensamiento filosófico que las sustentan, son aceptadas por algunas personas como absolutas y no admiten prueba en contrario. Son estas personas las que empiezan la difusión masiva
de estas teorías, pero como absolutas, creyendo que de esta manera están construyendo un mundo mejor; sin embargo, al aplicar las teorías al pie de la letra pierden la visión amplia del panorama, lo que empeora al no querer aceptar nuevas ideas por el simple hecho de ser contrarias. Solamente tenemos que echar un vistazo al pasado y ver lo que paso con el bloque de la URSS.
El otro aspecto, el referente a la dejadez, es un poco más sencillo de explicar que la ultracorrección, pero no por ello menos importante. La dejadez, como su nombre indica, implica el no hacer nada o no preocuparse por lo que sucede alrededor nuestro. Tal vez no deforme la realidad, pero no hace nada para formular una crítica constructiva de la misma, espera que otros hagan ese trabajo y, en tanto no sea perjudicial, se acepta sin ningún tipo de cuestionamientos. No obstante, al contrario de los ultracorrectos, los dejados son una amplia mayoría, gente que se siente conforme con una repetición mecánica de cada día, sin más preocupación que de la que no falte el pan en la mesa.
Finalmente me resta decir que los ultracorrectos y los dejados siempre existiran. Sin embargo se debe procurar que en la sociedad reine el pensamiento crítico y que el número de dejados sea mínimo, ya que ellos son el soporte de los ultracorrectos. Es por ello que la educación en escuelas y universidades es fundamental. Pero si las instituciones caen en manos de los ultracorrectos, irremediablemente también lo hará la educación; entonces tendrán que pasar años antes de que la situación sea revertida.

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